No me gustan las películas de terror, horror y miedo en general. No es lo mío y Halloween tampoco (aunque sí me encantan los disfraces, los dulces y los locos Addams).
Decidí ver Jennifer's Body porque es dirigida por una mujer (Karyn Kusama) y esa es mi meta de este año, ver 365 películas dirigidas por mujeres (acá y acá pueden seguir ese conteo en su red social de preferencia).
Cuando salió en 2009 recuerdo que todos hablaban muy mal de ella, la protagonizaba Megan Fox que era solo un objeto sexual (a mis ojos y a los del mundo), y eso sumado a mi desagrado por la películas de terror me mantuvo sin verla durante 10 años.
Total que un día me puse a leer sobre cintas dirigidas por mujeres, la encontré y vi que la guionista es Diablo Cody, que hizo una de mis películas favoritas de la adolescencia: Juno. En los últimos 10 años, además, he empezado a ver a Megan Fox de otra forma (y todos deberíamos, pueden ver estos videos para más información) y decidí por fin ver Jennifer's Body.
La película me encantó. Y creo que a cualquiera que haya sido una chica adolescente le encantará.

Jennifer’s Body cuenta la historia de Needy (Amanda Seyfried), una adolescente insegura cuya mejor amiga desde la infancia es Jennifer (Megan Fox), la popular porrista de su escuela, con quien tiene muy poco en común.
Una noche van a un concierto en un bar del pueblo, en el que tiene lugar un incendio y Jennifer, en shock, se va con los miembros de la banda y luego aparece en casa de Needy y vomita un líquido negro y viscoso. Al día siguiente empiezan a suceder otras cosas extrañas y Jennifer actúa como si nada hubiera pasado, cosa que preocupa a Needy.
Entonces, vemos a Jennifer matar a un chico y alimentarse de su cuerpo, recuperarse rápidamente de cualquier herida y básicamente convertirse en un demonio.
Hasta ahí, parece una película de terror adolescente más o menos normal. Pero es que es mucho más que eso y me asombra que no haya tenido éxito en su momento, aunque algunos críticos -como mi favorito, Roger Ebert, le dieron buenas calificaciones-. Dicen que el error fue vendérsela a hombres adolescentes cuando es tan claramente una película sobre el horror de ser una mujer adolescente.
Jennifer es una mujer que se convierte en demonio, pero ¿por qué? Un grupo de hombres mayores que ella, en una banda de rock, deciden hacer un sacrificio para asegurarse de que su carrera será exitosa. Eligen a Jennifer porque piensan que es virgen, y la asesinan, pero, como no era virgen, ella no muere, sino que queda convertida en un demonio come-hombres, la fantasía/terror del patriarcado.
Por supuesto, la única que se da cuenta de lo que está pasando es Needy, que aunque parece ser todo lo contrario a Jennifer, también tiene una vida sexual activa y saludable y (muy importante en este género) NO ES castigada por ello.
La vida sexual de ambas se entrecruza en unas escenas donde el deseo que sienten la una por la otra es palpable, y Diablo Cody juega con esa línea tan ligera que existe entre la admiración, el cariño y el deseo.

Por supuesto que Jennifer no puede vivir, y es la misma Needy quien debe matar a su amiga para liberarla, liberarse, e intentar salvar a su novio (spoiler alert: no lo consigue), y es también Needy la que venga a Jennifer, convirtiéndose en una asesina contra los hombres que la sacrificaron en primer lugar en unos créditos finales que me tenían diciendo: ¡SÍ, QUÉ BUENO, MALDITOS!
Jennifer’s Body quizás pecó de estar adelantada a su tiempo. Pero el mundo por fin está listo para ella, y se ha convertido en un clásico de culto entre mujeres adolescentes y jóvenes adultas. Yo, soy una de las nuevas fans.